Huichol Rarámuri
Calle Revillagigedo #11 Colonia Centro (Área 5). Código Postal 06050. Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Martes a domingo Horario: 10 a 18 horas
Descripción del evento
En cada una de sus pinturas al óleo sobre tela, Florencio Zavala, nos presenta historias y tradiciones que nos remiten a los orígenes y cosmovisión de los pueblos Rarámuri
-tarahumara- y Wixárica -huichol-; plasmando la fuerza de sus mitos y leyendas, así como los paisajes coloridos del territorio huichol o de la sierra tarahumara.
Las emociones que han llevado al artista a crear su obra, las sintetiza de la siguiente manera: Con el pincel recorro el tiempo, la luz, el presente y lo olvidado. Soy el pincel, pinto por no ser palabra, para no olvidar mi origen, porque el marrón me lleva a la tierra y el turquesa al peyote. Con color revelo y reafirmo historias y tradiciones, mitos y leyendas. Y con el trazo sueño mis recuerdos, camino por las pinceladas de mi tierra, vuelo entre el azul hasta llegar al blanco, con brochas esfumo el recuerdo del sepia que marca las manos de mi madre. Hilvano con color el rezo de mi gente y en mi lienzo entrelazo sus plegarias.
Cultura Wixárica
Sobrevivientes a la conquista espiritual y al exterminio, los huicholes representan el sedimento de la más pura raza indígena. Son depositarios de tradiciones respecto de su origen, mismas que han logrado preservar a lo largo de los siglos.
Siguen adorando a sus viejos dioses, a su sagrado y poderoso peyote: dios sol, dios venado, dios maíz; padre y señor de todos los signos, alucinaciones y engendrador de la vida y de la muerte. Los huicholes han sido por generaciones grandes bordadores, grandes chamanes y contadores de mitos. Mantienen fuertes lazos de conexión con su entorno natural, el cual les sirve para ponerse en contacto con sus deidades ancestrales.
Son tal vez, los mayores peregrinos del mundo. Sienten la necesidad de reconstruir las hazañas creadoras de sus dioses en los sitios donde ocurrieron, viajando durante cuatro o cinco meses a lugares lejanos como el Lago de Chapala, el mar o la tierra mágica de Wirikuta, donde se da el peyote.
Cultura Rarámuri
Desde tiempos antiguos, los gobernantes rarámuri, los isérigame, consideraban a los hombres de su tribu como “Las columnas del cielo y de la tierra”. Esta bella metáfora alude a la responsabilidad que los tarahumaras se forjan ante la naturaleza y ante lo sobrenatural de la misma, ante el mundo que los rodea y, por consiguiente, ante los elementos naturales, aceptando desde una concepción profundamente humanística, su misión como pilar del cielo y la tierra en el transcurso por la vida.
De hecho, entre los rarámuri, se ha creído que si como columna no se respetan las leyes de la naturaleza, el cielo se caerá sobre el mundo. Una referencia muy bella a lo que concebimos actualmente como el cambio climático, y que a la par, no es otra cosa sino producto del desequilibrio emocional y espiritual de los seres humanos.
La relación espiritual de los tarahumaras con las entidades que imperan los fenómenos naturales -los que equivocadamente o por convicciones más benéficas, los españoles tradujeron como entes demoniacos–, es de las más comunes que pueden apreciarse entre las culturas milenarias, sin embargo han sido de los pocos pueblos que han logrado pervivirlas por medio de la palabra, a pesar del tiempo y las circunstancias.
Costo $60.00
Horario:
- Martes 10:00 a 18:00 horas
- Miercoles 10:00 a 21:00 horas
- Jueves 10:00 a 18:00 horas
- Viernes 10:00 a 18:00 horas
- Sábado 10:00 a 18:00 horas
- Domingo 10:00 a 18:00 horas