La dulce muerte niña

La relación entre la muerte y el costumbrismo mexicano tiene raíces profundas y cósmicas. Desde tiempos prehispánicos la muerte siempre ha tenido un lugar especial, la muerte tiene su "nicho" en nuestro país, como en muchos otros países y culturas. ¡Aquí en nuestro México le damos un significado y un trato más amigable, familiar, cercano e irrenunciable! 

José Ignacio González nos presenta un homenaje desde la perspectiva del oficio del Alfeñique. Una tradición en su familia la elaboración del pan y él ha incursionado en la técnica del Alfeñique, muy arraigada en México desde el s XVIII que llegó del viejo continente y fue incorporada a la repostería española por la cultura árabe. La palabra deriva del árabe: alfainid que a su vez se deriva del sanscrito phanita, que denominaba los jugos de la caña. Rápidamente es adoptada esta dulce y maleable técnica, que se enriqueció aquí en Mesoamérica con el jugo de una planta llamada "chiautle" bulbo de una planta nativa del Valle de Toluca y con el que se amalgamaba la azúcar para su mejor modelaje. 

La propuesta del Mtro. González, nos trae a colación la costumbre muy arraigada a principios del s XIX de fotografiar a los niños que fallecían a muy temprana edad, y que en lugar de "llorarlos" se homenajeaban, ya que adquirían la condición de "angelitos" al morir sin pecado alguno y se fotografiaban arreglando el cuerpo inocente con flores, vestidos, coronas, preparándolos para el ingreso al reino celestial. Esta costumbre tan arraigada, es "revivida" por el Mtro. González con un dominio de la técnica sorprendente y para gozo de todo el público. 

El MAP agradece y se honra en presentar esta interpretación espectacular de "La muerte niña".