De luto el mundo de la gastronomía y las letras en México
El Museo de Arte Popular (MAP) hace un merecido reconocimiento a la escritora británica Diana Kennedy, por la incansable labor de difundir y preservar la extraordinaria riqueza de la gastronomía mexicana en el mundo de habla inglesa. Una de las más ricas y variadas del planeta.
Diana falleció el pasado domingo 24 de julio a los 99 años de edad, en su casa en Zitácuaro, Michoacán, lugar en el que vivió sus últimos años y donde se dedicó a la investigación y divulgación de la cocina tradicional de su país adoptivo. Incluso pasados los 80 años todavía viajaba cientos de kilómetros en un camión “destartalado” en busca de aldeas remotas y recetas ignotas.
En casi una docena de libros de cocina plasmó sus esfuerzos por rescatar tradiciones culinarias casi desaparecidas, una misión que empezó mucho antes de que el resto del mundo le diera a la cocina mexicana el respeto culinario que ella consideró que merecía. Entre sus obras más destacadas están The Cuisines of Mexico (Las cocinas de México) y The art of Mexican Cooking (El arte de la cocina mexicana); sin dejar de mencionar otro título: The Tortilla Book (El libro de la tortilla). También formó recetarios como Recipes from the Regional Cooks of Mexico (Recetas de las cocinas regionales de México), My Mexico: A Culinary Odyssey whith More Than 300 Recipes (Mi México: una odisea culinaria con más de 300 recetas), The essential cuisines of Mexico (Las cocinas esenciales de México), entre otras grandes obras.
Kennedy nació el 3 de marzo de 1923 en Loughton, Essex, en Gran Bretaña. A los 19 años formó parte del Women’s Timber Corps (WTC) una organización civil británica creada durante la Segunda Guerra Mundial para manejo forestal. En 1953 emigró a Canadá donde vivió tres años. Su primera visita a México fue el 13 de octubre de 1957, cuando se casó con Paul P. Kennedy, corresponsal del New York Times para México y Centroamérica.
Tras vivir algunos años en Nueva York, regresó a México en 1969 para viajar e investigar las cocinas regionales y sus mercados. Estos conocimientos quedaron plasmados en las clases de cocina mexicana que daba en su apartamento en el Upper West Side de la ciudad neoyorquina, y en su primer libro The Cuisines of Mexico (Las cocinas de México), publicado también en Nueva York.
Desde entonces, motivada por el editor de cocina del New York Times, Craig Clayborne, Diana investigó sobre la cocina mexicana, llegando a publicar más de una docena de libros, convirtiéndose así en uno de sus principales dominios. Protagonizó también una serie de 26 capítulos sobre la cocina mexicana para The Learning Channel, por lo que fue una gran influencia en el desarrollo de esta temática en los Estados Unidos.
Desde su llegada a México en 1957, Diana se dedicó a viajar para descubrir los secretos ancestrales de las cocineras tradicionales de cada comunidad o pueblo en nuestro país e investigar los ingredientes y, sobre todo, la armonía de sabores entre ellos; estaba convencida también, que se debía dar más peso al sabor que a la presentación en los platillos. Diana Kennedy se dio a la ardua tarea de registrar una gran variedad de ingredientes autóctonos, mismos que difundió de manera incansable a través de sus libros sobre la comida mexicana tradicional, poniendo énfasis en la conservación y utilización de insumos nativos.
En 1980 estableció la Fundación Diana Kennedy para trabajar en proyectos medioambientales y de cocina mexicana. Además se pronunció, en numerosas ocasiones, en contra de las semillas modificadas genéticamente, del uso excesivo de empaques, del abuso de cloro y, a favor, de la conservación del patrimonio alimentario de México.
A lo largo de su vida recibió múltiples reconocimientos por su labor y, en 1981, el gobierno la honró con la Orden del Águila Azteca -el premio más alto del país para extranjeros- por documentar y preservar las cocinas regionales mexicanas.
“Activista contestataria, defensora absoluta de los recursos naturales, Diana fue y sigue siendo el mejor ejemplo del cuidado del medio ambiente”, así como su biodiversidad, escribió el domingo su editora Ana Luisa Anza. Además de agregar que, desde hace tiempo, Kennedy se había puesto la meta de llegar a 100 años para concluir el trabajo de su vida; un legado que ahora queda vivo en el mundo de la gastronomía mexicana y de las letras.
Gracias a la enorme biodiversidad que alberga, México es uno de los países con mayor cantidad de grupos étnicos que han generado su propia cultura. Logrando con ello una rica y variada elaboración de objetos cotidianos, indumentaria, fabricación de herramientas y, por supuesto, su alimentación, que ha dado origen a una de las gastronomías más reconocidas y variadas del mundo.
Aún cuando no hubo la oportunidad de establecer una relación directa con ella, el Museo de Arte Popular manifiesta su agradecimiento a Diana -conocida como la “inglesa más mexicana”- por su legado, pues fue una de las precursoras de la investigación y la documentación de la cocina tradicional de México.
Kennedy fue una defensora y difusora de la cocina mexicana; escritora e investigadora que, sin duda, deja un enorme vacío. Una gran pérdida para la gastronomía y ecología de nuestro país.
Un adiós con grandes reconocimientos...